miércoles, 8 de noviembre de 2017

José y María

Si recuerdo bien mis lecciones bíblicas, y el imaginario colectivo de la inmensa comunidad católica que me rodea, mientras que María, la virgen, la madre de dios, era un ser divino: purísima y castísima antes incluso del parto, José era un tipo cualquiera, una buena persona pero sólo eso. Un hombre hermanado a todos los demás, pecador desde el momento de su nacimiento.

Si nos portamos bien y nos creemos la historia nada sobrenatural sobre el nacimiento de Jesús, desde su concepción, damos por hecho que José, ese tipo común, no tuvo nada que ver en la procreación del salvador (aleluya), aceptamos también el hecho de que el espíritu santo fue quien preñó a María vaya dios a saber de qué divina manera. Ok, sin broncas. Ni el salvador ni su madre están contaminados por haber pisado este mundo pecador.

Pero, y aquí está el pero que vale, una vez que María cumplió su divina encomienda debió de cumplir con sus obligaciones como esposa. Porque recordemos que José era un tipo común, con deseos y lujuria como cualquier otro mortal, y hasta la mujer más casta olvida todos sus pregones cuando tiene unas manos diestras recorriéndole el cuerpo y además no peca, ya que se trata de su esposo. De forma que María dejó de ser virgen en algún momento. Supongo que pasada la cuarentena.

Y aunque para los católicos la lógica es algo de lo que no se preocupan, según ésta, María fue lo feliz que pudo junto a su esposo teniendo sexo matrimonial. Como dios manda.

Porque en caso de que María haya conservado su virginidad: José se iba de putas una vez por semana o era un eunuco. No encuentro otra opción "lógica".


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