jueves, 30 de marzo de 2017

Divagues en torno a la "gordura" femenina II


Recuerdo haber leído hace algunos años en un artículo sobre la entonces nueva sensación musical Adele, que ella desestimaba todos los comentarios que se expresaban (por gente del medio musical y de las frivolidades masivas tanto como  de la audiencia) en torno a su cuerpo. La perspectiva del artículo era de total alabanza hacia la cantante, ya que además de poseer una hermosa voz su postura acerca de las curvas de su cuerpo mostraban a una mujer segura de que la grasa abdominal no tenía nada que ver con su inspiración e interpretación. Una hermosa mujer, talentosa y centrada.

Ella decía algo así como que lo que ella hacía se disfrutaba con los oídos no con los ojos, así que no importaba nada el cómo se viera o cómo fuera su cuerpo. “Soy una cantante no una modelo”, creo que también expresaba.

Pero luego –años después, millones después, vanidad después–, apareció luciendo un cuerpo totalmente diferente a ese del que decía sentirse orgullosa. Entonces creo que es como aquellos gritos de las solteras que dicen ser tan pero tan felices siendo solteras libres realizadas y felices. Pero que una vez que consiguen pareja se olvidan de todo aquel discurso y hasta llegan a hablar de almas gemelas y teorías de felicidad eterna al lado del hombre todavía perfecto.

¿Dónde quedó aquello de que yo canto y para cantar no importa cuanto pese. O aquellos otros de que la belleza no está en los kilos, o los de la autoaceptación? Que alguien los encuentre por favor.





Jennifer Hudson me parecía muy atractiva cuando era gorda. Luego perdío los kilos y el encanto. En mi opinión.


Y la afamada sexóloga creo que no sólo se extirpó los kilos sino que se metió el bisturí por el rostro. Seguro encontró un buen paquete y aprovechó.


Qué hermosa era.

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