Cuando era pequeño, no soñaba con “ser
alguien” cuando creciera. No deseaba ser maestro bombero o policía, tampoco
médico o explorador, astronauta, presidente ni actor. Recuerdo que en el kínder
hablaba sobre querer ser bombero, aunque sólo para decir algo y poder así
participar en la lluvia de deseos futuros. Al parecer los bomberos eran
personas dignas de admiración, hombres valientes y temerarios. Nada que ver
conmigo que siempre he sido tan cobarde.
Un poco más grande decía querer ser
arquitecto, aunque no sabía la diferencia entre un ingeniero y un arquitecto,
sólo pensaba que eran nombres que se escuchaban importantes y debía por tanto
ser bueno querer ser algo así al ser mayor. Por otro lado mi padre no estudió
“una carrera”, así que carecía de la influencia por los pasos del progenitor,
que a otros tanto encandila.
Lo primero que en verdad quise ser fue
beisbolista y jugar con los Atléticos de Oakland, llegar a la Serie Mundial y
ganarla. Poco tiempo después nuestra Liga Pequeña Matlatzinca desapareció
cuando el ISSEMYM decidió utilizar los terrenos de los campos en los que se
encontraba asentada la liga para construir un hospital. Todo quedó en el anhelo
iluso de un niño que admira a grandes jugadores.
Mientras estudiaba la preparatoria
(bachillerato) tampoco sabía qué era lo que quería estudiar, qué era lo que
quería hacer. Recuerdo la molestia de mi madre cuando con toda mi sinceridad le
respondía “no sé”. “Y entonces quién va a saber”. Decidí estudiar Ciencias de
la Comunicación porque lo que más llamó mi atención en esos días de ocio y
juegos fue llegar a ser narrador deportivo, sueño que se desvaneció a los pocos
semestres de la licenciatura (aunque sí llegué a narrar un partido de americano
transmitido por internet).
Recuerdo la mirada de ciertas personas al
conocer la decisión sobre “mi futuro”. ¿¿¿Cómo una persona tan callada, tan
seria y tan antisocial quiere estudiar Comunicación??? (“¿O sea que quieres ser
como López Dóriga?”)
Pero bueno. Fue ahí donde descubrí las dos
pasiones que me dominan ahora: el cine y la escritura (donde encontré a Cortázar,
Bukowski y Aronofsky). Que no creo que hubiera encontrado de haber decidido
estudiar otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario