Parece que estamos formando lo que podría convertirse en una gran amistad, nacida de una de las partes más lindas de la red: el intercambio entre blogueros. No sé cuánto sé de ti, pero sí todo lo que tú conoces sobre mi persona, todo lo que he expuesto y dicho sobre mí.
Valoro tanto las relaciones que se han
tejido a cuatro manos –literalmente– con bastantes más personas de las que me
hubiera podido imaginar, aquel día de fines de julio, cuando publiqué mi primer
escrito.
Te valoro mucho amiga mía, pero debo
rechazar la invitación que me haces a esta nueva “comunidad” que has decidido
formar con otros amigos tuyos. Un grupo supuestamente basado en el apoyo al
otro, que pide a quienes la integren, retribuir con un + cuando alguien te haya
otorgado uno a ti y compartir al que te haya compartido.
Siendo sincero, he de decirte que no me
parece un intercambio justo.
Cuando le presiono el botón + a alguien es
porque me gustó lo que escribió. Cuando le hago un comentario es porque siento
ganas de hacerlo, sea para alabarlo o criticarlo. Y cuando comparto algo, es
también, porque sentí la necesidad de que otras personas lean esto que me ha
gustado. Lo comparto porque quiero, sin tener que manifestarle al autor que ya
lo he compartido, como si le estuviera restregando lo que hice, y esperara que
él actúe de la misma manera.
Cuando algo me gusta, no espero que al
otro le guste en automático lo que yo publico. Cuando leo a alguien lo hago por
placer. Mi placer no lo obliga a pasar por mi espacio ni a que le gusten mis
cosas.
Así que amiga, no estoy dispuesto a seguir
a alguien sólo porque él me sigue. Ni a retribuir un + sólo porque alguien me
lo haya obsequiado. Espero lo entiendas y espero podamos seguir compartiendo
nuestras cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario