jueves, 26 de noviembre de 2015

¿dios ríe de nosotros?



Has oído tantas veces que si piensas las cosas, éstas pasan. Que tú mismo las proyectas, las sentencias, las decretas. Que el poder de la mente es infinito y que querer es poder. El universo conspira en tu favor. Bueno, eso es lo que has escuchado.

Pero si bien hablan de decretar y proyectar cosas y tomar las riendas de tu vida a través de tu mente y su infinito poder, también flota en el aire con toda la fuerza de que es capaz, aquella sentencia lapidaria que dice que si quieres hacer reír a dios, le cuentes tus planes.

Y aquí no vale ser ateo, este dios puede ser el destino, la casualidad o la desgracia de una serie de actos desencadenados por otros previos.

¿Y entonces? ¿A quién hacerle caso?

A la mente positiva omnipotente que materializa todo o al caprichoso diosdestino que se ríe a nuestras costillas, estropeando nuestros planes por deporte, por el puro gusto de mirar nuestra cara de imbéciles, que no pueden creer como “el secreto” no funcionó como nos platicaron.

Y bueno, también hay quien piensa que todo lo que pasa dios lo decidió. Hay para todos los gustos.



lunes, 23 de noviembre de 2015

Crónicas de Google+ (tercera parte)



Parece que estamos formando lo que podría convertirse en una gran amistad, nacida de una de las partes más lindas de la red: el intercambio entre blogueros. No sé cuánto sé de ti, pero sí todo lo que tú conoces sobre mi persona, todo lo que he expuesto y dicho sobre mí.

Valoro tanto las relaciones que se han tejido a cuatro manos –literalmente– con bastantes más personas de las que me hubiera podido imaginar, aquel día de fines de julio, cuando publiqué mi primer escrito.

Te valoro mucho amiga mía, pero debo rechazar la invitación que me haces a esta nueva “comunidad” que has decidido formar con otros amigos tuyos. Un grupo supuestamente basado en el apoyo al otro, que pide a quienes la integren, retribuir con un + cuando alguien te haya otorgado uno a ti y compartir al que te haya compartido.

Siendo sincero, he de decirte que no me parece un intercambio justo.

Cuando le presiono el botón + a alguien es porque me gustó lo que escribió. Cuando le hago un comentario es porque siento ganas de hacerlo, sea para alabarlo o criticarlo. Y cuando comparto algo, es también, porque sentí la necesidad de que otras personas lean esto que me ha gustado. Lo comparto porque quiero, sin tener que manifestarle al autor que ya lo he compartido, como si le estuviera restregando lo que hice, y esperara que él actúe de la misma manera.

Cuando algo me gusta, no espero que al otro le guste en automático lo que yo publico. Cuando leo a alguien lo hago por placer. Mi placer no lo obliga a pasar por mi espacio ni a que le gusten mis cosas.

Así que amiga, no estoy dispuesto a seguir a alguien sólo porque él me sigue. Ni a retribuir un + sólo porque alguien me lo haya obsequiado. Espero lo entiendas y espero podamos seguir compartiendo nuestras cosas.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

el ser humano...



Hay palabras que poseen cierta carga, que tienen un significado muy específico, palabras que llevan consigo el peso de un sentido, quizá por tradición, por costumbre. Igual pasa con ciertas frases que se van abriendo paso a través del tiempo, para seguir vigentes, ideas que uno entiende pero no sabe a ciencia cierta su porqué.

Son palabras y frases que heredamos de nuestra sociedad o de nuestra familia. Los significados familiares son especiales porque sólo los comparte un pequeño número de individuos que pueden descifrar a la perfección el código. En mi caso, saber la diferencia entre “chuchear” y “escalonear”, que a últimas fechas podría cambiar a “chequear”. O ese significado sonrojante de la palabra “pajarraco”.

Creo que ya me he desviado bastante de lo que supuestamente quería decir. Quería referirme a la condición humana, al significado de la palabra humano. Porque los días y los años me muestran que quizá ese otro significado que le damos a esa palabra, en la que adjetivamos como humano un gesto de nobleza, de altruismo puro o de procuración desinteresada del otro, no es lo humano. Es más bien una excepción.

Lo humano parece ser la barbarie, la venganza, el rencor, la ofensa: la búsqueda constante por ser el último que ría. Las actitudes viles que se justifican con ese infaltable y nefasto: “pues es que soy humano”, “es de humanos equivocarse”, “no soy perfecto, soy humano”. La justificación perfecta para cualquier pendejada es excusarnos en nuestra humanidad.

Entonces entiendo a todo el que alardea que entre más conoce a los humanos más quiere a su perro, y en la necesidad de cambiar la palabra que designe la bondad de una persona.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Las quintas partes nunca fueron buenas.



Las quintas partes nunca fueron buenas. Jajajaja, debo reír, el título me parece demasiado jocoso. Y es que, si las segundas partes no son consideradas como buenas películas (con sus honrosas excepciones), pues las quintas partes deben ser bodrios insalvables.

Salvo "El imperio contraataca”, que se supone es una quinta parte –aunque en realidad fue la segunda de una saga que va por su séptima entrega– no parece que estas producciones cinematográficas sirvan para nada más que para recaudar billetes.

Pero, debo decir que este año he visto dos quintas partes que me han parecido bastante sobresalientes. Claro está, que juzgo las películas dentro de los parámetros que corresponden al tipo de cine al que uno se está exponiendo: no espero lo mismo de Tarantino que de J. J. Abrams o de los hermanos Farelly.

Las cintas en cuestión son las quintas partes de “Misión Imposible” y “Terminator”.

Debo decir que la película de Tom Cruise sí llamaba mi atención, ya que generalmente son estas historias muy buenas películas de acción. Pero con la del exterminador no tenía ningún interés por ver de qué carajo iba a tratar el asunto.

Aunque después de haberla visto me pareció una buena historia, coherente con las dos primeras partes, con su buena dosis de adrenalina (le dieron un gran uso a pietaje que tenían de la primer película con Arnold joven). Considero “Terminator” 1 y 2 como pilares dentro de la historia del cine, con una tercera y cuarta parte de las que se puede prescindir sin perderse nada importante, o eso creo.

Y bueno, si las quintas partes tienen lo suyo, esperaré con más ansias la de Toy Story.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Qué vas a ser cuando seas grande...



Cuando era pequeño, no soñaba con “ser alguien” cuando creciera. No deseaba ser maestro bombero o policía, tampoco médico o explorador, astronauta, presidente ni actor. Recuerdo que en el kínder hablaba sobre querer ser bombero, aunque sólo para decir algo y poder así participar en la lluvia de deseos futuros. Al parecer los bomberos eran personas dignas de admiración, hombres valientes y temerarios. Nada que ver conmigo que siempre he sido tan cobarde.

Un poco más grande decía querer ser arquitecto, aunque no sabía la diferencia entre un ingeniero y un arquitecto, sólo pensaba que eran nombres que se escuchaban importantes y debía por tanto ser bueno querer ser algo así al ser mayor. Por otro lado mi padre no estudió “una carrera”, así que carecía de la influencia por los pasos del progenitor, que a otros tanto encandila.

Lo primero que en verdad quise ser fue beisbolista y jugar con los Atléticos de Oakland, llegar a la Serie Mundial y ganarla. Poco tiempo después nuestra Liga Pequeña Matlatzinca desapareció cuando el ISSEMYM decidió utilizar los terrenos de los campos en los que se encontraba asentada la liga para construir un hospital. Todo quedó en el anhelo iluso de un niño que admira a grandes jugadores.

Mientras estudiaba la preparatoria (bachillerato) tampoco sabía qué era lo que quería estudiar, qué era lo que quería hacer. Recuerdo la molestia de mi madre cuando con toda mi sinceridad le respondía “no sé”. “Y entonces quién va a saber”. Decidí estudiar Ciencias de la Comunicación porque lo que más llamó mi atención en esos días de ocio y juegos fue llegar a ser narrador deportivo, sueño que se desvaneció a los pocos semestres de la licenciatura (aunque sí llegué a narrar un partido de americano transmitido por internet).

Recuerdo la mirada de ciertas personas al conocer la decisión sobre “mi futuro”. ¿¿¿Cómo una persona tan callada, tan seria y tan antisocial quiere estudiar Comunicación??? (“¿O sea que quieres ser como López Dóriga?”)

Pero bueno. Fue ahí donde descubrí las dos pasiones que me dominan ahora: el cine y la escritura (donde encontré a Cortázar, Bukowski y Aronofsky). Que no creo que hubiera encontrado de haber decidido estudiar otra cosa.


martes, 3 de noviembre de 2015

Cosas del mundo moderno



Ya no puede uno caminar por la calle con libertad como lo hacía antes, antes de los teléfonos ¿inteligentes? y el nauseabundo brote de memes sobre la más estúpida simpleza.

Ya no puede uno vestirse como se le dé la gana sin saber si a alguna persona le parecerá gracioso tu aspecto o si considerará que eres igualito al personaje de la televisión.

Si te caes o tropiezas en público, existe la posibilidad de que alguien te haya inmortalizado en esa pose desastrosa que a él le parece genial para decir alguna estupidez y compartirla. Además del dolor físico sufrido.

Ya no somos dueños de nuestra intimidad, salvo en nuestra casa y con las ventanas cerradas. Desde cualquier ángulo alguien puede tomarte una foto o grabarte para después mofarse a placer por internet. Simplemente porque le dieron ganas de hacerlo.

Así se ha vuelto este mundo, todos podemos ser el nuevo objeto de burla.