jueves, 23 de julio de 2015

¿Qué es el fairplay?



El día de ayer sentí una vergüenza que no había experimentado en mucho tiempo. Al mediocre equipo mexicano de futbol, el árbitro del partido le obsequió bastantes cosas: no expulsar a un jugador (Carlos Vela), expulsar a un rival, y dos penales; para que así pudiera ganar y llegar a final de la copa de la Concacaf.

Al sentirse vilmente despojados, los panameños ya no querían jugar: para qué, "denle el trofeo a México y dejamos de jugar al pendejo". El narrador televisivo comentó que sería un gesto maravilloso, el detalle de un hombre cabal, que el cobrador del penal (Andres Guardado) lo tirara hacia afuera a propósito; es el capitán del equipo y uno de los pocos jugadores mexicanos con credibilidad. Sería algo grandioso. La verdad, no creí que lo fuera a hacer: hay que ganar como sea.

Con qué cara le digo a mi hijo que no se hace trampa al jugar, si el técnico de México, cínico, afirma que todos sabían que no había sido penal, "pero que pus ya qué, hay que aprovechar", que "así es el juego". La justicia no existe en un mundo de chacales y donde el que no transa no avanza.

Cuánta razón tenía aquel que dijo eso de que "el futbol es un deporte para caballeros jugado por villanos", villanos que juegan a engañar, donde vence el que se sale con la suya: el que pega sin que lo vean, el que finge que le pegaron, el que usa las manos esperando pasar desapercibido, el más "vivo"; vivo, quiero entender que como sinónimo de "hijo de puta": el equipo con más hijos de puta tiene más oportunidades.

Sé que soy iluso al desear esto de la justicia deportiva, pero si así son las cosas, que por favor ya no usen una bandera de Fairplay.

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