sábado, 27 de junio de 2015

Segundo aniversario


Lo celebro con la gente que me lee, que me ha leído; con los amigos que he conocido, que tanto gusto me ha dado conocer. Lo celebro por toda la dicha que me ha dado, ese placer que vivirá dentro de mí hasta que muera. Lo celebro por la sonrisa tras la lectura de un comentario de alguien que me regala hermosas palabras, alguien a quien no conozco pero que me ha obsequiado un placer inigualable. Todo esto me ha hecho sentir feliz.

Dice Ana María Maidana (couchingliterario) que “cuando escribimos, ex-presamos (liberamos, deja de estar preso) eso que estaba en el interior, le doy forma y lo puedo mirar”. Esta frase engloba perfectamente el proceso de lo que he estado haciendo con regularidad estos últimos dos años: decir lo que pienso por el puro gusto de hacerlo, sin tener que quedar bien con nadie, sólo conmigo.

Lo mejor sigue siendo la maravillosa gente que he tenido el placer de conocer, con la que comparto algo más que una amistad y el placer de la escritura, el placer que crean las palabras cuando se encuentran bien acomodadas.

Este segundo año escribí un poquito más que el anterior, “supongo” que eso debe ser bueno.

Un abrazo a todos con los que me he topado en esta bendita blogósfera. 

Añado éstas magistrales décimas que tan gentilmente me obsequia el gran Ovidio Moré.



Dos añitos cumple Gilo
pero ya no va en pañales,
porque ha crecido a raudales
a la letra dando filo.
Ha depurado su estilo
y su voz testimonial
es límpida cual cristal
de buena literatura.
Gilo ha crecido en altura
en predios de Ultraversal.


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