jueves, 9 de abril de 2015

Una entrada triste.


Esta es una entrada triste, triste para mí, por supuesto. Pero escribir exorciza, al menos es terapéutico. Igual y hasta puede poner las cosas en perspectiva.

Quien me lee con regularidad sabe que estuve casado y que tengo un hijo. También que tengo una novia que amo y que me ama, a pesar de conocerme, lo que le agradezco como no tienen idea. Apareció en mi vida pocos meses después de la separación, pero fue hasta meses más adelante, que se convirtió en una persona especial y que me enamoré de ella: que abordó mi cabeza y se instaló cómoda a sus anchas.

Contrario a lo que me han vendido la televisión y el cine, Gil siempre la aceptó. Desde el primer día hicieron buenas migas, y puedo decir que son buenos amigos. Se cayeron bien desde un principio (han descubierto, divertidos, que tienen cosas en común: los dos son hijos de padres divorciados, ninguno de los dos fue bautizado, los dos se parecen a su papá, ambos le van al Barcelona). Fue una maravillosa sorpresa no tener que lidiar con eso. Podemos pasar grandes momentos los tres juntos, jugando un juego de mesa o viendo una película.

Pero no todo en la vida puede ser miel sobre hojuelas. Cuando comencé a andar con Tamara, como se pueden imaginar, era el hombre más feliz de la tierra. Estúpidamente, quise que mis padres me vieran feliz y que conocieran a la persona responsable de ello, que convivieran con ella. Así que la llevé varias veces a comer a su casa. Otra sorpresa, sólo desprecios y malas caras obtuvo por respuesta mi nuevo amor, indiferencia y frialdad. Mala leche derramada vil y cínicamente. Otro costal de tristeza sobre mis débiles hombros.

Y bueno, lo entendería, si yo hubiera botado a mi familia para irme con otra mujer. Si no me hubiera importado mi hijo por buscar la novedad de otro cuerpo. Pero no. Yo fui el botado.

Y el iluso que pensó que a sus padres les daría gusto verlo feliz con alguien más. me ﷽﷽﷽﷽﷽﷽ro no. A mado a mi familia para irme con otra mujer. Si no me hubiera importado mi hijo por buscar la novedad de otro

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